Juan Martínez, Juan Nadie, Juan Todos (Heriberto Yépez)
a José Vicente Anaya
vate y bato
en una cueva escarpada
en playas de Tijuana
bañándose a las cinco de la mañana
en la heladez apriorística del agua
el mar
una semilla desparramada
la amada parra y su semilla
vino que destruye la Ilusión
de la ciudad y el intelecto
la vida cotidiana
es un chicle muy mascado
comer una torta rancia
con la barba crecida hasta
la raíces de los árboles
escuchar a los dioses
mientras la caderona mesera
de la fonda chamagosa
sintoniza la radio averiada
decir una verdad directa
en la cara del que miente
eso es Juan Martínez
un poeta renombrado de acuerdo
al principio de anonimato
poeta de las calles y los escondites
de los decires y del toreo de los autos
una semilla
que desperdiga
el mundo de Arriba
el mundo de Abajo
una semilla
Juan Martínez
un nombre y apellido
tan comunes
como Juan Nadie
Juan Todos
podría llamarse Milarepa
Rumi o Lao Tse
escribir sin hacer leyenda en las
revistas
prefiere las almas
a las notas de pie de página
sabio que si explica qué es
la literatura mexicana
el Macrocosmos está Arriba
el Microcosmos está Abajo
nosotros estamos en el Centro
Juan Martínez
apelativo tan vulgar
que parecería el pseudónimo
de alguien que quiere escamotear
su identidad
llamarse
Juan como Todos
Martínez como el resto
algo así
como nada nada así nomás
Juan Martínez
pleonasmo
de la mismidad amable
Juan
es el Cosmos
lavando coches
en el centro de Tijuana
un lavacoches
que es uno de los diez mil poetas
que tiene el universo
en sus diez mil sucursales
adjuntas
lavando coches
como los niños callejeros
canillitas arruinados, chemos
recibiendo insultos y monedas
abyectas contra el parabrisas,
chicleros, limpiavidrios, adictos
Juan Martínez
me inclinaría a pensar
que no existe
y su historia
es un heterónimo
de quienes editaron
sus poemas
una talega de palabras
que revientan
en el viento retacado
de anuncios
quienes lo conocen
desperdigan sus anécdotas
iluminaciones súbitas
en las calles céntricas
colonias periféricas
de la ciudad de los parabrisas
que rechinan
en cuanto ven a un lavacoches
inician las redadas, abren
las esposas y la cárcel
limpian los vidrios de los carros
enfilados por el semáforo
limpiándolos con un trapo
un bote de agua
un cepillo de mango plástico
limpiando la mente
de la ciudad cuando se detiene
el poeta trepado
30 segundos para dejar impecable
el vidrio
30 segundos
lo que dura un poema
lo que dura en limpiar
Juan Martínez el parabrisas
la mente
el lenguaje
el vidrio límpido
lo que dura un milenio
sale sobrando
sólo 30 segundos
para limpiar el parabrisas
para decir
el Macrocosmos está Arriba
el Microcosmos está Abajo
Juan Martínez
en
el
Centro
de
Tijuana
lavando
autos.
* Aparecido en el libro Por una poética antes del paleolítico y después de la propaganda (Anortecer, 2000) y traducido al inglés en la antología de poesía mexicana Reversible Monuments. Contemporary Mexican Poetry, editada por Mónica de la Torre y Michael Wiegers (Canyon Press, 2002).
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